If I was missing last week, I have an excuse: I was in Dubai! And here you have all my tips about it: where to go, what to see and what to wear, part one.
Mi ausencia de la semana pasada tiene justificación: ¡estaba de viaje en Dubai! Pero todo era por vosotros, me estaba documentando para contaros qué ver, qué hacer y qué ponerse cuando vayáis a este Emirato que me ha sorprendido gratamente 😉. Aquí os dejo la primera parte, para no hacerlo eterno.
Si seguís mis redes sociales probablemente hayáis visto algunas de mis fotos y mis andanzas por los Emiratos Árabes Unidos, pero he pensado que nada mejor que hacer un post en el que contaros con detalle lo que he visto y vivido allí y mis opiniones personales. Porque la verdad es que este viaje me ha resultado revelador en ciertos aspectos.
Ir a Dubai no era algo que estuviera en mis planes. Hay muchos sitios en el mundo, y sobretodo en Europa, a los que tenía pensado ir antes. Pero algunas circunstancias, el clima y una buena oferta hicieron que nos decidiéramos por este destino para una escapada de 4 días. Mucha gente nos dijo que eran muy pocos y, sinceramente, no lo creo en absoluto, pero os contaré por qué más adelante.
Antes de nada, unas pinceladas de cultura general: Dubai es uno de los siete Emiratos Árabes Unidos. Está a 7 horas de vuelo de Madrid y tiene 3 horas más de diferencia horaria. Aunque hay meses más fríos, la temperatura no suele ser demasiado baja, y en verano llega a los 50ºC. Cuando nosotros hemos estado rondaban los 30ºC de máxima y 21ºC de mínima. Su moneda oficial es el Dirham, pero como no cotiza en muchos mercados es difícil cambiarla en el lugar de origen y por eso lo mejor es pagar allí con $, € o, mejor todavía, con tarjeta de crédito. Para propinas y demás gastos pequeños se puede cambiar moneda en una de las numerosas oficinas de cambio que hay en cada calle, pues no cobran impuestos por ello. Dubai es un lugar de contrastes, lleno de edificios modernísimos y espectaculares a nivel arquitectónico que se mezclan con mezquitas desde las que se llama a la oración cinco veces al día. El 80% de la población es extranjero, y viven personas de más de 100 nacionalidades diferentes. Y aunque su religión oficial es la musulmana y se observan muchos de sus preceptos y costumbres, no es nada radical. Nosotros vimos mujeres tapadas de la cabeza a los pies, otras con velo y algunas con tirantes y pantalones cortos (aunque tampoco es lo más recomendable, la verdad, porque no pega). Y en las playas puedes estar en bikini sin ningún problema. Puedes ir por la calle de la mano con tu pareja, pero no está bien visto abrazarse y besarse. Y, en las mequitas, nada de abrazarse para hacerse fotos. Vamos, nada del otro mundo, en mi opinión.
En Dubai las distancias son bastante grandes, así que ir de un sitio a otro lleva bastante tiempo. Lo bueno es que los taxis son relativamente baratos y hay un metro muy moderno y fácil de entender con el que puedes llegar casi a cualquier punto de interés. Eso sí, preparaos para embutiros un poco como sardinas en lata, porque el 90% del tiempo va a tope y la gente se mete en los vagones aunque no haya huecos. Una curiosidad es que hay vagones especiales sólo para mujeres y niños, y otros en los que, pagando la tarjeta gold, tienes espacio y asiento asegurados. Lo mejor es comprarse una tarjeta y recargarla según se vaya gastando, pues dependiendo de la zona a la que vayas el trayecto cuesta más o menos.
Pero, según mi experiencia, lo mejor es contratar un tour con guía para que te enseñe las cosas más significativas del emirato y además te explique su historia y su porqué. Te ahorras tiempo en desplazamientos y vas a lo más representativo pero también a sitios a los que a lo mejor no irías por tu cuenta. Es lo que hicimos nosotros con este tour, y no pudimos quedar más contentos. Es más, después de la experiencia les contratamos la excursión a Abu Dhabi del día siguiente, que os contaré en otro post. Y que conste que ni me patrocinan ni nada... 😉
Con el tour visitamos una mezquita preciosa en la que nos explicaron y aclararon muchas de las costumbres de este mundo y disfrutamos con los detalles de su decoración mural.
También visitamos la zona antigua, conocida como Deira, con el museo antiguo de Dubai, el zoco del oro, el zoco de las especias y la calle de los perfumes. Lugares llenos de color y vida (pero un pelín agobiantes si no te gusta que te avasallen para entrar a comprar en todos los puestos).
También recorrimos zonas muy conocidas, como la famosa palmera de Jumeirah, una isla artificial en forma de palmera (muy venerada por ellos por considerarla el símbolo de la vida, junto al agua) en la que hay edificios y viviendas de lujo y donde también está el famoso hotel Atlantis -del que son muy conocidos su parque acuático y sus restaurantes y suites con ventanas que, en lugar de dar a una vista normal, dan a un acuario impresionante-.
Otra de las fotos obligadas cuando vas a Dubai y no tienes millones en tu cuenta corriente es la del famoso edificio de la vela, el Burj Al Arab, que alberga el único hotel del mundo de 7 estrellas y al que sólo puedes tener acceso si tienes reserva de una de sus habitaciones (a unos 20.000 euritos la noche) o en uno de sus restaurantes. La playa de Jumeirah, muy cerca, con buenos servicios para pasar allí el día, arena casi blanca y aguas casi turquesas, es un buen lugar para hacerse la famosa foto:
Por otro lado, también son curiosos de ver algunos de los parques públicos que hay en Dubai. Aunque son de pago (la entrada cuesta unos 5 dirhams, poco más de 1€), están muy cuidados y tienen cosas curiosas como esta réplica en miniatura de una casa típica de Osaka, ciudad con la que Dubai está hermanada, o zonas de barbacoa donde es habitual ver a grandes grupos de familias y amigos disfrutando del día y comiendo todos juntos.
Otra de las zonas que merece la pena una visita es la de Dubai Marina, donde se encuentran los edificios residenciales más altos del mundo. Algunos son espectaculares de ver y, como discurre el canal por el centro, es el lugar perfecto para pasear por la noche y cenar en uno de los numerosísimos restaurantes que hay allí.
Nuestro tour terminó dejándonos en Dubai Mall, el famoso centro comercial con 1200 y pico tiendas en las que hay marcas muy lujosas, otras más de high street, una cascada, una fuente con un espectáculo tipo Bellagio de Las Vegas y, lo mejor, un acuario de quedarse sin respiración allí en medio. Es increíble ver la cantidad de peces, mantas y tiburones que tienen allí y puedes quedarte embobado viéndolo durante horas. O también puedes perderte en sus enormes y numerosos pasillos y ver la decoración del techo, tomar un macaron en La Durée, comer en sus no sé cuántos restaurantes, tomarte un café en uno de sus Starbucks (yo conté 5 y creo que me faltó alguno por ver), entrar a la zona de firmas de calzado de lujo y llorar un poco o ahogar tus penas en el café Vogue.
Por último, otra de las cosas que uno no debe perderse es Burj Khalifa, la torre ocupada más alta del mundo, con 826 metros. Está justo en el mismo sitio que el Dubai Mall, y tiene un mirador, At The Top, en la planta 124 y 125 que tiene su gracia visitar. Eso sí, mejor hacerlo en las horas menos solicitadas porque el precio es menos elevado y las vistas son más o menos lo mismo. O, si el dinero no es un problema, se puede subir al mirador que hay en la planta 148 y disfrutar allí de paso de un café con vistas. Eso sí, os lo digo en secreto: las vistas desde el One World de Nueva York en mi opinión son más impactantes aunque no sean desde tan alto. Pero vamos, que hay que subir. Lo mejor es sacar las entradas por internet en la propia web de Burj Khalifa con antelación para asegurarse sitio, porque las colas son larguísimas y así puedes reservar la hora que más te interese. La visita dura una hora aproximadamente, por cierto.
Como podéis ver en las fotos, conviene ir con zapato plano y cómodo, fácil de quitarse para entrar en las mezquitas y que no sea muy caluroso. En cuanto a la ropa, las chicas mejor con pantalones de tela fina para no asarse de calor y camisetas que cubran los hombros (al caer el sol suele refrescar por la brisa que hay, pero el mismo foulard que os pondréis para cubriros el cabello en las mezquitas os puede venir bien para ponéroslo sobre los hombros), o también vestidos y faldas largas y vaporosas -el mío de Vestido y Tacón que llevé el tercer día tuvo muchísimos fans, por cierto-.
En cuanto a qué comer, en Dubai hay cocinas de todas partes del mundo y a todos los precios. Desde restaurantes con varias estrellas Michelin, normalmente en hoteles, a puestos y restaurantes callejeros en los que tomar comida libanesa, hindú, sudafricana, china, etc. por un precio más que razonable.
Y hasta aquí mi primer post del viaje a Dubai. Como veis, con cuatro días (de los que uno fue la excursión a Abu Dhabi) fue más que suficiente para ver los grandes hitos del emirato. Bien es verdad que no hicimos la excursión al desierto que todo el mundo nos recomendó pero que no nos apeteció y no por falta de tiempo, y que tampoco somos nosotros de hacer turismo de compras (sólo para ver el Dubai Mall entero y además hacer compras ya necesitarías mínimo dos días, y hay otro centro comercial más de ese tipo, el Mall of the Emirates), pero básicamente vimos todo lo demás que había que ver.
En unos días os cuento la segunda y última parte del viaje, que vais a flipar con la Gran Mezquita de Abu Dhabi.
¿Alguien más ha estado en los Emiratos Árabes Unidos? ¿Me he dejado algo que conozcáis en el tintero?
Viajar a Dubái es una experiencia de lujo y modernidad. Desde rascacielos impresionantes hasta playas de ensueño, esta ciudad ofrece una mezcla única de tradición y opulencia, convirtiéndose en un destino fascinante para cualquier viajero.
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